¡Hagan memoria, che! ¿EL 4 DE BOCA EN EL 82 QUIEN ERA?

“¡Nunca creas en los medios de comunicación!” me decía un amigo con sabiduría. “¡Siempre inventan la mitad de lo que dicen, y en la otra mitad están equivocados!”
Y claro. Vivimos en la ignorancia, nosotros los argentinos. Al fin y al cabo, ¿qué se ve en la TV en estos días? Chicas semidesnudas auspiciando sesiones del Congreso, vacas riojanas cortando la ruta, boxeadores maniáticos que salen a la calle a matar embarazadas. ¿Qué persona en sus cabales se creería estupideces de tal calibre?
Miren que serán de mentirosos, que el otro día encontré a mi viejo llorando enfrente de ella. Así sin más, como si se hubiera muerto la esposa del presidente y hubieran grabado un musical.
En el aparato estaban pasando una filmación vieja, se notaba por la mala calidad de imagen (eso ni siquiera ellos lo pueden esconder). En esa filmación, una multitud enorme colmaba un salón grandísimo, todo en madera con butacas a tono. La cámara enfocaba de frente a un señor grande, con anteojos también grandes, que sostenía un papel y leía.
No se escuchaba bien, era malo el audio, pero lo único que logré captar fue un “Nunca Más”. Luego la gente aplaudió y mi viejo dejó de llorar, pero sonriendo y moqueando.
Eso, señoras y señores, confirmó mi teoría. Yo digo, ¿cuánto lavaje de cerebro puede hacer un aparato, para que un señor como mi padre se ponga así? Me cuesta pensarlo siquiera, de lo ridículo que es. ¿Cómo una mentira puede causar tanto?
Porque si fuera verdad, yo me acordaría. Yo tengo buena memoria. Yo recuerdo que Colón descubrió América, aunque no recuerdo el año… Bueno, sé que San Martín escaló el Himalaya, ¿o fue Colón, también?
¡La Revolución de Mayo! ¡Esa me la acuerdo desde la primaria! ¡8 de abril de 1932!
Después había algo del Granero del Mundo, pero no sé a quién alimentaba, si a los azules o a los colorados. Rosas, Sarmiento, Napoleón… los 3 delanteros de Racing.
¡Siento que me vuelven los recuerdos! La bomba atómica que nunca les salió. El Holocausto ese que casi nos deja sin orugas el MERCOSUR. La A.M.I.A. y la Embajada de Israel, que se cayeron por mala cimentación.
Pero las que más recuerdo, son esas 30000 personas jugando a la escondida, ¿pueden creer eso? Ni hablar de esos 3 locos que se pusieron en la plaza a jugar a los soldaditos. ¡Emilio, Jorgito y Orlandito, nenes traviesos! ¡Después quisieron jugar al Triunvirato, pero se cansaron y dejaron el arenero hecho un desastre! Me pareció verlos en la tele, pero debo estar imaginando cosas.
Yo me siento bien conmigo mismo. Tengo mi memoria, que nunca me falte. Tengo salud, casa y estudio. No necesito que nadie me diga lo qué creer. Ni los medios ni nadie, ya estoy grande para esas cosas.
Además, ¿quién se olvida de estas cosas? Es como olvidarse de la muerte de una hermana. O de una hija. ¿Alguno se olvidaría de la muerte de su mejor amigo?
U olvidarse de una injusticia. Cuando alguien te trató mal, cuando no te respetó en lo más mínimo. Se paró en vos para alcanzar su provecho, y te dejó en el piso tirado y con bronca.
Yo me acordaría. ¡No te digo que ahora me estoy acordando de esos 30000 que jugaban a la escondida! ¿Habría que ir a buscarlos, no les parece? Digo, para decirles que se terminó el juego. Que es hora de volver a casa.
Yo me acordaría de mi hermana Julia. De mi prima Silvina. De mi amigo Manuel… ¿Manuel? ¿O era Miguel?
¿Era Julia o Jimena? ¿Martín o Mario? ¿Mirta o Marta? ¡Son tan parecidos todos!
¿Y yo? ¿Nicolás o Nicanor?
¡Ah, sí!
Natalio Natalio.

Por Nicolás Rapagnani